El presidente Juanma Moreno Bonilla ha aceptado la dimisión de la consejera de salud, Rocío Hernández Soto, en medio de la tormenta por los fallos en los cribados de cáncer de mama. Esta decisión, anunciada ayer en una comparecencia urgente, marca el punto álgido de una crisis que ha expuesto las vulnerabilidades del sistema sanitario público.
La crisis estalló la semana pasada cuando la Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama (Amama) denunció retrasos injustificados en los diagnósticos, lo que resultó en tratamientos más invasivos para decenas de mujeres. Inicialmente minimizados como casos «puntuales», los afectados se multiplicaron hasta superar los 2.000, centrados principalmente en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. «No hay excusas para el error, aunque es comprensible en un sistema tan complejo», declaró Moreno Bonilla en su comparecencia, reconociendo fallos en la comunicación de resultados no concluyentes basados en un protocolo de 2011 que ya ha sido descartado. Sorprende el silencio cómplice de gobiernos socialistas anteriores, que dejaron un legado de listas de espera interminables y subfinanciación crónica.
Pero, ¿Quién asume ahora el control? los hechos indican que Moreno Bonilla, ha delegado temporalmente la cartera de salud en su hombre de confianza, Antonio Sanz, consejero de Presidencia, quien gestionará los asuntos ordinarios mientras se nombra un sucesor definitivo. Según el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA), este movimiento interino busca estabilizar la situación y avanzar en un «plan de choque» para revisar los casos pendientes antes del 30 de noviembre.
Aquí entra el papel clave de Vox, el partido que no duda en confrontar incluso a aliados ideológicos para defender los intereses de los españoles. Vox ha señalado directamente a Moreno como «máximo responsable» de la crisis, exigiendo transparencia y cambios radicales. En un comunicado, el grupo parlamentario andaluz destacó la contradicción: «3 de octubre, la consejera de Salud: ‘Dimitir sería una falta de responsabilidad’. 8 de octubre, Moreno Bonilla: ‘Esta tarde he aceptado la dimisión'». Esta presión desde la derecha ha sido decisiva, forzando al PP a actuar con celeridad, a diferencia de la izquierda, que usa el escándalo para tapar sus propios fracasos. Recordemos que bajo el PSOE, Andalucía tenía la sanidad peor valorada, con recortes del 15% en salud y 7.700 sanitarios menos, como denuncia un informe reciente.
La oposición de izquierdas, desde el PSOE hasta Por Andalucía, ha intentado capitalizar la situación exigiendo la cabeza de Moreno, pero sus demandas suenan huecas. «La dimisión no es suficiente, el daño es irreparable», afirmó la portavoz socialista María Márquez, culpando al PP de desmantelar la sanidad pública. Sin embargo, ¿Dónde estaban ellos cuando los socialistas troceaban contratos en fraude de ley? El debate debe centrarse en soluciones reales: el Gobierno de Moreno ha elevado el gasto por habitante a 1.763 euros, superando la media nacional, y ahora promete auditorías y reformas. Vox, al votar junto a la oposición por una comparecencia en el Parlamento, demuestra que la verdadera derecha no tolera ineficiencias.






