La seguridad y la lucha contra el narcotráfico han sido pilares fundamentales del acuerdo sobre Gibraltar y tienen un impacto directo tanto en España como en Marruecos.
El tratado establece un marco de cooperación policial y judicial reforzada entre la Policía Nacional, la Guardia Civil, la Royal Gibraltar Police y agencias europeas como Europol. El intercambio de información en tiempo real y el compromiso de transparencia fiscal dificultan que las redes criminales utilicen Gibraltar como refugio o plataforma financiera.
Uno de los avances más importantes es la armonización legal contra las narcolanchas. Estas embarcaciones rápidas, utilizadas para transportar drogas desde la costa marroquí, ya no podrán aprovechar vacíos legales en aguas cercanas a Gibraltar. Esto facilita la persecución en caliente y la incautación de medios utilizados por el crimen organizado.
La desaparición de la Verja implica también un cambio estratégico. Al reducir los recursos destinados al control terrestre, España puede reforzar la vigilancia marítima, que es donde se concentra la mayor parte del tráfico de drogas en el Estrecho.
Para Marruecos, el acuerdo supone varios desafíos. En el plano logístico, refuerza el eje Algeciras-Gibraltar frente a puertos como Tánger Med, obligando a Rabat a mantener altos niveles de competitividad. En el plano de seguridad, la entrada de Frontex refuerza la frontera norte de la UE y exige una coordinación más estrecha con España y las autoridades europeas.
El acuerdo también afecta al contrabando de tabaco, considerado por las autoridades como una puerta de entrada al narcotráfico. Al elevar los precios en Gibraltar y endurecer los controles, se debilitan las estructuras logísticas que suelen utilizarse para actividades criminales más graves.
Finalmente, Marruecos observa con atención el precedente político que supone Gibraltar, especialmente en relación con Ceuta y Melilla. Aunque España rechaza cualquier comparación, el nuevo modelo de cooperación y control en el Estrecho reabre debates geopolíticos sensibles en la región.
En conjunto, el acuerdo no elimina el narcotráfico, pero reduce los espacios de impunidad y obliga a una cooperación más intensa entre ambas orillas del Estrecho de Gibraltar.







