La situación del acuerdo entre la Unión Europea y el Reino Unido sobre Gibraltar ha alcanzado un punto de inflexión histórico. Tras años de negociaciones complejas marcadas por el Brexit, las partes lograron cerrar el texto legal definitivo el 12 de diciembre de 2025. Aunque todavía no ha entrado en vigor, el acuerdo ya es un hecho político y jurídico.
El objetivo principal del tratado es evitar que Gibraltar se convierta en una frontera exterior dura de la Unión Europea. Para ello, se apuesta por un concepto clave: la prosperidad compartida entre el Peñón y el Campo de Gibraltar, una comarca española especialmente castigada por el desempleo y la falta de oportunidades.
El cambio más visible será la desaparición de la Verja como obstáculo físico. El paso terrestre entre España y Gibraltar dejará de tener controles fronterizos, permitiendo la libre circulación de personas y mercancías. Esta medida busca normalizar la vida diaria de miles de trabajadores y residentes que cruzan la frontera cada día.
En la práctica, Gibraltar pasará a integrarse en el espacio Schengen. Los controles de entrada no desaparecen, sino que se trasladan al puerto y al aeropuerto. Durante un periodo transitorio, inicialmente previsto para cuatro años, agentes de Frontex asistirán a las autoridades españolas en estas tareas. Esta solución permitió salvar uno de los principales escollos de la negociación: la negativa británica a aceptar policías españoles uniformados en suelo gibraltareño.
En materia comercial, el acuerdo establece la alineación de Gibraltar con las normas aduaneras de la UE. Esto permitirá el libre flujo de mercancías y eliminará trámites que asfixiaban a la economía local tras el Brexit. Además, se incluyen compromisos de armonización fiscal para evitar la competencia desleal, especialmente en productos como tabaco, alcohol y combustible, tradicionalmente más baratos en el Peñón.
La cuestión de la soberanía, el aspecto más delicado, queda expresamente salvaguardada. El tratado es de naturaleza técnica y económica. El Reino Unido mantiene que Gibraltar es territorio británico, España no renuncia a su reivindicación histórica y ambas partes aceptan congelar el conflicto político para no perjudicar la convivencia y la estabilidad regional.
En diciembre de 2025, el acuerdo se encuentra en fase de revisión legal y traducción. Posteriormente deberá ser ratificado por el Parlamento Europeo, el Parlamento británico y las autoridades de Gibraltar. Si no surgen obstáculos, su aplicación comenzará de forma progresiva a principios de 2026, con la retirada de la Verja como primer símbolo del cambio.







